17/4/2023
Reseña: La doble vertiente de la creación (César R. Montijo Rivas)- Segunda parte
Juliana Peiró
Continuación del comentario general a la obra de César Montijo sobre la creación con especial hincapié en tres tesis nucleares del libro. 

Véase también: Primera Parte

TESIS CENTRALES DEL LIBRO

  1. Ser criatura es algo positivo

Esta primera tesis me parece fundamental para la correcta comprensión metafísica de la realidad como creación, y para la renovación de la misma metafísica. Pues, cómo subraya el autor, la clave de la demostración del acto de ser como criatura reside en advertir o alcanzar su vigencia con carácter de dependencia y referencia o apertura trascendental.

Lo que permite formular la tesis central de que ser creado para la criatura no es un límite; todo lo contrario, ser creada para la criatura es ser con toda la positividad de ser, como actus essendi.

Y esto tiene importantes implicaciones tanto en la filosofía del ser como en la antropología, pues permite la recuperación del ser como actividad incoativa trascendental, y describir al ser personal como crecimiento irrestricto, es decir, como además.  

Junto a ello, la consideración positiva del carácter creatural del ser finito lleva a reconocer la distinción e irreductibilidad entre criaturas, de manera que a partir del universo se descubre un sentido distinto de creación respecto al conocimiento que reporta la criatura personal. Conocer al Creador a partir de la realidad humana,  subraya con acierto el autor, permite ampliar y enriquecer la teología natural, porque se vislumbra a Dios con rasgos distintos a los que se aprecian desde la criatura impersonal.

  1. La superación del principio de causalidad para explicar el acto creador y la creación misma recuperando y ampliando la noción tomista de donatio essendi.

Uno de los grandes aportes del pensamiento de Polo, a mi modo de ver, a la consideración filosófica de la creación es ir más allá de la idea de causalidad, para explicar el origen del universo.

Desde los primeros intentos de filosofía cristiana, la creación siempre se ha explicado en términos causales, durante siglos. Sin duda, Santo Tomás de Aquino es un exponente paradigmático al respecto, pues en su deseo por demostrar la existencia de Dios según la estructura metafísica del ente, sostiene que es precisamente la consideración metafísica de la estructura compuesta de los seres la que releva al entendimiento que la falta de identidad solo es posible explicarla desde la procedencia a la identidad. El planteamiento de Polo no implica renunciar a dichos avances, sino explorar hacia una dirección ligeramente distinta. Como pone de manifiesto en este libro su autor, Polo trata de ahondar más en lo que significa “crear” valiéndose de las nociones que nos aporta la experiencia, y así, indaga no solo en la noción física de “causar”, sino en las nociones antropológicas de ‘producir’ -sobre todo en la producción artística también llamada creación artística- y en la noción de ‘dar’. En su análisis fenomenológico de estas tres acciones, Polo detecta que la noción de causa, aún con sus ventajas, impone ciertos condicionantes que obligan a ejercer una labor de interpretación o exégesis, para no perder lo propio de la idea de creación. Por ejemplo, la causalidad es algo necesario, mientras que el crear es libre; también, la causa es realmente correlativa al efecto, mientras que la relación del Creador a la criatura sólo es de razón.

Aprecio muy positivamente la consideración que hace al respecto el autor cuando afirma que Polo no lleva a cabo una crítica de la causalidad, sino que más bien invita a considerar que, al reconocer que el mundo se debe a Dios de manera directa, exclusiva y libre, la noción de ‘causar’ no responder adecuadamente a estas notas esenciales a la acción de crear, inclusive en lo que respecta a la razón de creación, pues ni causar ni producir es una acción ex nihilo, aunque esta última por ser una actividad propia de un ser personal, sí responde a la nota de libertad. Es por ello que Polo recurre al análisis de la noción de ‘dar’ y en ella descubre que, como honda noción metafísica que es, la noción de don responde mejor a  la peculiaridad de tal acto que es crear, que sólo se puede predicar de Dios.

A esta cuestión, a la consideración de la creación como donatio essendi dedica el autor en el libro un subepígrafe que a mi juicio es fundamental, pues tal consideración viene a ser como el marco conceptual ontológico y trascendental que luego le va a permitir establecer con precisión en qué sentidos se puede decir que la creación no es igual para la criatura impersonal que para la criatura persona. Como recuerda el autor en el texto, Polo afirma con claridad que, “en atención al ser creado, crear no significa siempre lo mismo”. Y esto lo podemos justificar precisamente al caer en la cuenta que crear es una acción personal, es la acción propia no solo de Dios sino de un Dios personal.

Este hallazgo de Polo está inspirado por una de las formulaciones que hace en su Comentario al Evangelio de San Juan Santo Tomás, en el que define la acción de crear como la donación del ser. Creo importante subrayar que esta definición tomista está precedida por otra tesis que no debe pasar desapercibida, no lo pasa desde luego para Leonardo Polo ni para el autor de este libro; tal tesis es la siguiente: “Dios obra en todo como agente interior, porque actúa creando”. La consideración que hace a continuación el padre Cesar en el libro es muy pertinente porque, en efecto, como subraya, definir el acto de crear como donatio essendi pone de manifiesto que es en la criatura personal donde la filosofía puede explicar debidamente qué significa crear y qué es para el ser personal ser criatura.

La reflexión filosófica de la creación, por tanto, alcanza su explicación más plena cuando la investigación pasa del nivel metafísico al antropológico, pues si tal definición se dijera sólo de la creación de los seres impersonales esta expresión sólo tendría el valor de ciertos tintes retóricos. Es decir, si crear es dar el ser, la criatura propiamente creada es aquella capaz de aceptar tal don y responder a él en libertad amorosa.

  1. El amar personal como clave explicativa en el acceso antropológico al tema de la creación.

Por último, quisiera resaltar otra tesis clave y original presente en el libro, sobre todo en el segundo y tercer capítulo: la de considerar el amar personal como clave explicativa en el acceso antropológico al tema de la creación.

El autor del libro, siguiendo el esquema de los trascendentales personales que Polo desarrolla en su Antropología trascendental, descubre que el amar personal es el trascendental más rico en la tematización antropológica de la creación. Desde el amar personal el desarrollo de la apertura y dependencia a Dios es mayor que desde otros trascendentales antropológicos. Es decir, como explica el autor, el principal punto de distinción de la criatura personal respecto a la criatura cósmica está en la dualidad de su vigencia como criatura: mientras que el universo depende de Dios por el mero existir (o persistir), la persona humana debe continuar su dependencia de manera libre, para alcanzar así la mayor altura de su vigencia como ser personal, no ya sólo como criatura. En cada trascendental personal se puede percibir dicha dualidad entre dependencia radical y dependencia libre. Esto se explica porque el ser humano está llamado a alcanzar cotas de crecimiento irrestricto, debido al carácter espiritual de su intimidad personal y las facultades del alma. La libre apertura y dependencia hacia Dios garantiza el florecimiento irrestricto de sus potencias, y dota de sentido personal su dimensión trascendente. Este movimiento, sin embargo, se aprecia especialmente en el amar personal.

Para acabar quiero destacar la finura y el rigor especulativo con que el libro presenta las muchas cuestiones relacionadas con la noción de creación. Se trata de un gran trabajo que estoy segura ha supuesto para el autor un gran esfuerzo de selección, análisis especulativo y de síntesis. Así que animo al autor a proseguir ahondando aún más en estas cuestiones, sobre todo teniendo en cuenta su necesidad y la falta de aportaciones relevantes. Seguir desarrollando la consideración metafísica y antropológica de la creación puede rellenar lagunas teóricas y sapienciales, además de arrojar luz a muchas de las encrucijadas existenciales en las que se encuentran los seres humanos de nuestro tiempo.