26/3/2023
Reseña: La doble vertiente de la creación (César R. Montijo Rivas)- Primera parte
Juliana Peiró
Comentario general sobre el libro de César Montijo Rivas acerca de la creación: análisis de su estructura, importancia y originalidad.

Véase también: Segunda Parte

En primer lugar, valoro muy especialmente la obra que ha llevado a cabo el padre Cesar Montijo, titulada "La doble vertiente de la creación: Criatura cósmica y criatura personal desde la filosofía de Leonardo Polo", pues estoy convencida de que abordar la noción de creación desde criterios filosóficos supone una brújula teórica y existencial para una humanidad a la deriva que, en pleno siglo XXI, se enfrenta con graves problemas éticos, políticos, económicos y ecológicos que hunden sus raíces en el suelo común de una crisis antropológica de muy variadas manifestaciones. Hoy nos topamos con el signo inequívoco de la crisis científica y filosófica que estoy apuntando: el nihilismo; cuya versión antropológica la encontramos en la crisis existencial que asola a todo occidente y buena parte de la humanidad, y que se manifiesta en los individuos en una creciente sensación de soledad y desesperación, fruto de una falta de sentido existencial casi endémica. Como pone de relieve en la introducción el autor del libro, es labor primordial del filósofo tratar de dar respuesta a estos desafíos que nos presenta nuestro momento histórico, los cuales deben ser tematizados adentrándose de nuevo en las cuestiones primeras, las que desde la Antigüedad han preocupado y ocupado a los grandes pensadores de la historia, leyéndolas e interpretándolas desde la mirada y los interrogantes del hombre contemporáneo.

La pregunta por el ser del mundo es una de estas cuestiones primeras, más aún es la pregunta metafísica y antropológica radical, pues supone interrogar a la realidad en qué actividad consiste la profundidad que la sustenta y al ser humano en su existencia radical que, en último extremos remite al Absoluto como Origen. Ni la filosofía ni la antropología pueden por tanto, renunciar a la teología natural, pues hacerlo supone truncar la posibilidad de indagar radicalmente su propio objeto: el ser del mundo como acto de ser ex nihilo y la persona humana como un ser abierto a la trascendencia y destinado a ella.

Fue Santo Tomás de los primeros filósofos que trataron de abordar la creación filosóficamente, de cuyos hallazgos aún se nutren los planteamientos de mayor rigor que se están haciendo en la actualidad, hallazgos tales como la consideración trascendental del principio de lo real como actus essendi, superando con ello el orden formal,  la distinción real o el desarrollo de la razón de creación como ser/producir ex nihilo. Permitiendo con ello que un extraordinario pensador como Leonardo Polo diera paso a la distinción más radical y trascendental, la que distingue ser increado y ser creado tal y como estudia con profundidad César en su excelente trabajo. Ésta distinción metafísica radical es, a mi modo de ver, junto con la noción de persona, la gran aportación del pensamiento cristiano a la filosofía del ser.

1. DOS ACIERTOS IMPORTANTES DEL LIBRO

A) Su estructura:

En primer lugar deseo destacar la acertada estructura del libro, que repasa el iter del planteamiento filosófico en torno a la creación en un orden no cronológico sino de jerarquización de temas, tal y como lo hace el mismo corpus poliano. En efecto, en su obra, Polo trata primero el acto de ser y la esencia del universo, para después abordar el estudio del acto de ser y esencia de la persona humana.

De acuerdo a este esquema conceptual, el autor abre el discurso a partir de lo que considero uno de los elementos más crucial y novedoso al respecto dentro pensamiento poliano: los distintos sentidos de la creación. A mi modo de ver, el autor acierta al comenzar por este gran hallazgo poliano con el que distingue entre los niveles ontológicos, pues permite entender mejor la entidad del cosmos y de cada persona como creadas, además de salvar la trascendencia divina y con ello la libertad y gratuidad divina al crear.

En efecto, como se pone de manifiesto en las primeras páginas del libro, Leonardo Polo, valiéndose de manera excepcional del andamiaje metafísico de Tomás de Aquino,  va más allá en la construcción de un nuevo aparato conceptual que permita mejorar las interpretaciones sobre la creación que se han hecho hasta el presente. La larga andadura filosófica de Polo tiene como punto de arranque la convicción  de haber encontrado el método privilegiado para acceder a la realidad: el abandono del límite mental. Y es precisamente la fidelidad a este método lo que lleva a nuestro autor a elegir abrir su discurso desde la consideración de la diferencia metafísica radical por la que es posible establecer un doble orden trascendental, el orden creado y el orden increado.  Los cuales no se oponen, sino que se distinguen radicalmente, logrando así salvar el principal obstáculo para conocer la creación: el monismo; y permiten, a su vez, establecer en términos metafísicos  adecuados la particular relación que es la creación como orden creado.

Gracias al correcto establecimiento de este marco metafísico de un doble orden trascendental, el autor logra ir avanzando con rigor en su consideración de la creación con todo lo que implica. Y así, a lo largo del primer y segundo capítulo  explica los rasgos que caracterizan positivamente a la criatura, de manera que la criatura pueda ser descrita en su dinámica propia, y no por contraste u oposición a Dios. Hasta alcanzar a dar razón en el tercer capítulo de lo que el autor llama, el acceso antropológico al tema de la creación.

B) La originalidad e importancia de presentar el acceso antropológico al tema de la creación a partir de claves metafísicas ampliadas.

Cualquier buen conocedor del pensamiento poliano reconoce que en las cuestiones metafísicas y antropológicas que aborda y el desarrollo que hace de las mismas, Polo en buena medida prosigue al auténtico Santo Tomás, aplicando la distinción esse-essentia a la antropología, cosa que nadie había hecho anteriormente. Perspectiva que abre el camino para desarrollar los temas más importantes de la antropología, como son el conocimiento y, sobre todo, la libertad y el amor como don de sí. De aquí que para hacer antropología no es suficiente con la metafísica clásica, sino que hace falta hacer antropología ontológica. En otras palabras Antropología transcendental, tal y como la nombra Polo, advirtiendo que hay niveles en el ser, y que el acto de ser del hombre es de otra categoría superior al acto de ser del Cosmos.  

En este sentido, a mi modo de ver, la originalidad que ofrece a la propuesta poliana este trabajo es que en él su autor continúa el pensamiento de Polo, aplicando a los hallazgos antropológicos polianos ya alcanzados, las verdades de la metafísica de la creación y a la inversa. Así lo expresa el padre Cesar en el enunciado de la séptima conclusión:

Conocer a la persona como criatura permite complementar la teodicea con aquello que se vislumbra sobre Dios desde la antropología trascendental.