Entrevista realizada por: Juan Pablo Martínez
Hablamos con Manuel Campo Vidal, reconocido periodista y presentador y antiguo presidente de la Academia de las Ciencias y de las Artes de Televisión en España, además de directivo de las principales cadenas televisivas españolas, acerca de las claves de la desinformación y las posibilidades de la comunicación actual en medio de la revolución tecnológica y la difusión de fake news.
- ¿Asistimos hoy a una sociedad más desinformada que en épocas pasadas?
Noticias falsas, esto es, desinformación la ha habido siempre. La había desde el punto de vista oral, la había cuando surgieron los periódicos, las radios y las televisiones y ahora se ha introducido en la información transmitida por redes sociales.
Ahora bien, ¿cuál es la diferencia en términos de desinformación entre las épocas pasadas y la época actual? La diferencia es que ahora los ciudadanos tenemos en nuestras manos unos aparatos electrónicos que nos permiten emitir informaciones y no solamente recibirlas, tal y como ocurría antes. Ahora cualquier persona se puede convertir en emisora de una noticia correcta, de una perversidad, de una desinformación,... Esa es la diferencia más sustancial.
Para agravar todavía más la situación, han aparecido no solamente las redes sociales (que, por supuesto, tienen grandes virtudes también), sino que han irrumpido elementos tecnológicos que pueden acelerar los procesos de transmisión de la información. Esa es la figura de los bots que manejados mediante el uso de perfiles falsos pueden condicionar el río de información que fluye diariamente por las redes sociales y ejercer un efecto multiplicador de la falsedad que se canaliza a través de ellas. Y ello debido a que los bots normalmente no se emplean para definir noticias verdaderas basadas en hechos verídicos, sino que se usan para el desprestigio y para la desinformación en general. Esa es la gran diferencia entre el antes y el ahora de la información.
- ¿Las nuevas tecnologías ayudan a una transmisión más eficiente de los contenidos informativos o por el contrario trivializan el acto comunicativo?
Las tecnologías ayudan a la comunicación. El problema es cuando sustituimos a una persona en la emisión del acto comunicativo por una máquina multiplicadora que actúa incluso a través de perfiles falsos. Entonces ese recurso sí que es perverso.
Pero en principio yo no veo nada negativo el hecho de que las personas puedan tener una capacidad de comunicación desde sus propios dispositivos personales.
- ¿Cuáles son los elementos esenciales que configuran la realidad de la comunicación?
Un acto comunicativo siempre es humano si lo emite una persona. No importa que lo haga directamente o a través de una persona. Siempre hay una persona que emite y el sujeto receptor de esa comunicación también es otra persona. Por lo tanto, el acto comunicativo es siempre humano.
Otra cuestión es que dicho acto comunicativo sea más eficaz, es decir, que tenga mayor capacidad de incrustarse en la huella de la memoria de las personas que nos escuchan. Y eso tiene que ver con la capacidad de conexión entre el emisor y el receptor.
Uno de los errores principales que se cometen a la hora de comunicar es que el emisor no tenga en cuenta suficientemente al receptor, de tal modo que el emisor no llegue a considerar necesario el hablar de modos diversos según el ambiente en que se encuentre. Sin embargo, resulta imprescindible para que una comunicación sea positiva que tengamos en cuenta no solamente quiénes nos van a escuchar, sino también el estado en que se encuentran en relación a nosotros y el estado emocional en el que se hallan ellos mismos.
En este sentido, hay que escuchar al emisor, y hay que escucharlo antes de comenzar a hablar para saber también qué espera de nosotros, qué expectativas tiene,... Con todo este acercamiento realizado por parte del emisor, uno humaniza más el proceso comunicativo y lo hace más eficaz, no solamente por la elocuencia de quien está comunicando, sino también por la proximidad a las necesidades emocionales o al estado emocional de la persona a la que nos estamos dirigiendo.
- ¿Qué es más importante a la hora de comunicar: ser objetivo o convencer?
Es absolutamente fundamental tratar de ser objetivo, aunque teniendo en cuenta que la objetividad no existe. Pero si uno no es objetivo, si uno toma partido, es muy probable que tu credibilidad se resienta. Por lo tanto, si no tienes credibilidad, si no te escuchan, si no cree en ti la persona que está recibiendo tus mensajes, es muy difícil que la puedas convencer.
Es por ello que si desde el primer momento una persona desconfía de un emisor porque no le ha generado la confianza suficiente, como es lógico no podŕá convencerla de ninguna de las maneras.
- ¿Qué importancia o peso específico ha de tener la búsqueda de la verdad en el ejercicio periodístico?
Yo creo que informar correctamente con fidelidad a la verdad constituye algo fundamental en el ejercicio de la labor periodística. Si no, cuando hablamos de tarea periodística, estamos hablando de otra cosa: de propaganda, en concreto.
Es más, el periodista tiene el deber deontológico de informar correctamente, aunque ya sepamos que la objetividad pura no existe. Pero ello no quiere decir que no sea fundamental acercarse a los hechos y comprobar los hechos.
De hecho, me sorprende negativamente que hoy en día encontremos muchas personas, muchos periodistas que debieron faltar a clase el día que es necesario comprobar las noticias, acudir a una segunda fuente e incluso si la noticia tiene mucha trascendencia, a una tercera para poder tener bien asegurada la certeza de lo que se está transmitiendo.
En este sentido, un periodista o un medio de comunicación que no respete la verdad, obviamente están vulnerando cualquier compromiso deontológico y están prestando un mal servicio a la sociedad.
- ¿Cómo puede hoy el periodismo y los periodistas combatir la proliferación de fake news en las redes sociales?
Existen cursos de formación que incluso nosotros alentamos desde plataformas como Next Educacion. Esos cursos de formación son impartidos por los llamados verificadores de noticias. Una noticia hay que verificarla y hay determinadas técnicas en orden a conseguir dicha verificación. Por ejemplo, si encontramos un vídeo en internet en el que se puede observar algo extraño o fuera de lugar, se puede hacer una búsqueda inversa, esto es, comprobar si ese vídeo se ha publicado antes, si la fotografía está en alguna otra página, si se produjo algún conflicto anterior con la misma fotografía,...
Al hilo de esto, un caso real que tratamos el otro día en una clase era un vídeo en el que aparecía una persona agrediendo a un médico y a una doctora en un pasillo. La noticia que se difundió en España era la siguiente: un inmigrante pega a uno de nuestros médicos. Cuando se procedió a la búsqueda inversa, se encontró que en la misma semana se estaba difundiendo la misma noticia en otros países (Francia, Italia,...) Al final se encontró el vídeo se correspondía con la grabación de un ruso ebrio en un hospital de Rusia al que no podían sujetar los sanitarios. En este sentido, el procedimiento de búsqueda inversa resulta altamente efectivo.
En todo caso, combatir la proliferación de fake news requiere de un personal altamente formado y precisa de una inversión económica que no todas las empresas están dispuestas a hacer. Pero lo que sí puedo señalar es que formar en la verificación de datos a los periodistas es muy importante. A veces este contraste de datos es muy sencillo, porque no en pocas ocasiones se hacen afirmaciones que contrastadas con fuentes fiables (BOE, Boletín de comunidad, Asociaciones de profesionales,...) se muestran inmediatamente como falsas.
- Hoy en día existe una amplia oferta de programas televisivos de contenido informativo que con sus propuestas buscan mantener enganchados al público a la gran pantalla mediante la generación de impacto (de índole emocional) en los espectadores. Al hilo de esta realidad, ¿cómo cree usted que se deben combinar transmisión informativa y entretenimiento?
Un programa informativo es siempre un programa informativo y por eso tiene unos requerimientos y unas exigencias. El hecho de que pueda hacerse más atractivo destacando aquellos elementos más llamativos no me parece que sea una concesión punible.
Digámoslo así. Todos tratamos de retener a nuestra audiencia en la medida de lo posible. Es igual que estemos haciendo un informativo o que estemos haciendo un programa de entretenimiento. Hay veces en que los programas de entretenimiento no consiguen entretener y los programas informativos no consiguen informar.
A este respecto, creo que lo que hay que hacer es que cada uno se ajuste al tipo de programa que hace. Pero me parece legítimo que se trate de presentar de la manera más llamativa posible destacando aquellos aspectos que sean más sorprendentes, aunque no inventando nada.
De este modo, el esfuerzo por retener a la audiencia para que no funcione el zapping a causa del aburrimiento de los espectadores constituye el esfuerzo por hacer llamativas pero nunca falsear las noticias. Dicho esfuerzo pasa por usar un lenguaje llano, porque lo que se hace normalmente es hablar en un lenguaje técnico. De hecho, los ingenieros sólo hablan como si solo hablaran para los ingenieros, los médicos como si solo hablaran a médicos,.... En este sentido, procurar traducir sin vulnerar el rigor al nivel del lenguaje que habla todo el mundo (usando alguna metáfora) es una tarea muy loable.
Por mi condición de periodista he tenido que entrevistar a gente muy relevante a nivel cultural. Y recuerdo una vez que entrevisté al doctor Mario Molina, premio Nobel de Química en el año 1995. En el transcurso de su conferencia, él estaba abordando el tema del cambio climático y me viene a la cabeza ahora mismo el momento en el que comenzó a explicar que la altura de la atmósfera era pequeña, esto es, muy poco alta en relación con el diámetro de la Tierra. En ese preciso instante, señaló que era como la piel de una naranja. Bastó que dijera eso para hacerse comprender.
En este sentido, el esfuerzo de divulgación, nunca de vulgarización y siempre respetando el rigor, debe ser una tarea que deben tener muy presente los periodistas, pero también los investigadores, los científicos y también los profesores.
- ¿Es necesario un cierto control público de los medios de comunicación para salvaguardar y proteger su neutralidad ante la proliferación de intereses contrapuestos en el seno de nuestra sociedad?
Este siempre es un terreno muy delicado, porque en el ámbito de los controles emerge de una u otra forma el fantasma de la censura.
Yo soy mucho más partidario de que los periodistas, los medios de comunicación en general se autorregulen. Y en ese sentido, también en los colegios profesionales, los colegios de periodistas y las asociaciones de prensa hay comisiones de deontología en las que se presentan denuncias cuando parece que están comiendo algún tipo de abusos.
Ahora bien, la salvaguarda de los medios de comunicación frente a abusos que estos puedan cometer no tiene tanto que ver con la cuestión de lo público y lo privado. Porque aunque el tópico sea que los privados se mueven por intereses espurios, hay televisiones públicas que vulneran la objetividad y manipulan de una forma descarada al servicio del gobierno de turno. Por lo tanto, no es una cuestión que tenga que ver con la relación entre lo privado y lo público, sino con la seriedad y el rigor de dichos medios y de su dirección.
Independientemente de eso, en algunos países, como, por ejemplo, el Reino Unido, existe un consejo audiovisual que constituye como una especie de cámara de apelación en la que se pueden presentar denuncias. En España, existen consejos audiovisuales en Andalucía, Cataluña y Navarra.
Yo, cuando era presidente de la Academia de RTVE intenté, aunque no conseguí, que se creara un consejo audiovisual a nivel estatal. No resultó nada fácil a causa de las oposiciones que se suscitaron en la ejecución de dicho proyecto. Muchos de los que se opusieron eran aquellos que menos respetaban las normas. Ello no quiere decir que no haya que sacar ese proyecto adelante. Tampoco quiere apuntarse con ello a generar con ese consejo formas o modos de autocensura (objeto del temor de aquellos que se opusieron al proyecto). Es más, creo que la existencia de ese consejo con un funcionamiento simple y claro ayudaría mucho a mejorar la percepción de limpieza en los contenidos que circulan por nuestros medios de comunicación.
- ¿Siguen siendo hoy los medios de comunicación un o el cuarto poder del Estado o en cierto modo se han visto afectados también por las formas de corrupción sistémicas que han dañado a la imagen del poder político en nuestro país?
Los medios de comunicación siempre influyen en la política. Y suelen ser el escenario en el que se produce el choque de las contradicciones y las confrontaciones políticas. Claro que los miércoles por la mañana, por lo menos en España, se celebra una sesión de control al gobierno, cosa que no ocurre con otros países nunca.
En esa sesión de control, lo que pasa en la Cámara está bien y queda en el diario de sesiones, pero si no se traslada a los medios de comunicación, esa batalla es como que no se hubiera dado o tuviera una comunicación puramente interna a la institución gubernamental o política.
Por lo tanto, sin medios de comunicación, es imposible construir una democracia. Se puede hacer la guerra sin prensa, pero no se puede conseguir la paz sin ella.
- ¿Cómo puede mantener el comunicador una actitud de apertura hoy frente a acontecimientos de toda índole (social, política, económica,...) que parecen obligar a tomar partido por una u otra opción (política, social, económica, religiosa,...)
La polarización es un virus maligno y es cierto que las sociedades se están presentando cada vez más polarizadas. Pasa en el Reino Unido en relación con el Brexit. El Brexit se aprobó con apenas más del 50% de la población a favor. El Referéndum de la Paz en Colombia se aprobó con sólo el 51%.
Incluso en EEUU existe la percepción de una polarización social creciente, aspecto del que dan cuenta incluso aquellos que viven allí. El ex-alcalde de Los Ángeles estuvo recientemente en Madrid y me decía que la polarización de EEUU en este momento sería equivalente a la previa de la Guerra Civil, la Guerra de Secesión americana.
En el caso de España, la polarización es tremenda y hay partidos políticos que en concreto la favorecen. En este sentido, las redes sociales ayudan mucho a la polarización también, no solo por su gran capacidad comunicativa, sino porque incluso los propios algoritmos de la red hacen que, cuando cualquiera mantiene una posición muy extrema, se vea respaldado en su opinión por otras posiciones del mismo sesgo que se encarga de presentar el mismo algoritmo. Eso constituye comunidades, comunidades muy polarizadas que se favorecen en el odio al contrario y la animadversión. Y todo ello no favorece para nada la convivencia de la ciudadanía.